Haciendo un poco de historia, en la primera revolución industrial (s. XIX) se pasó de un trabajo artesanal, a la aplicación del vapor en maquinaria (creación de industria) así como el transporte tanto de personas como de mercancías. En la segunda (mediados del s. XIX), se comenzó a usar nuevas fuentes de energía favoreciendo la producción masiva, así como trasporte (avión) y comunicación (teléfono o radio). Tras más de un siglo trabajando de la misma manera, a finales del s. XX, surgió la Tercera Revolución Industrial basada en la automatización informática de las plantas productivas, aparición de las telecomunicaciones, así como el comienzo de aplicación de energías renovables.
Tras este breve resumen, queda claro que los pilares en los que hemos basado las revoluciones industriales anteriores son los “objetos/cosas” (máquina de vapor, métodos de transporte), materiales (fuentes de energía) o tecnología (radio, teléfono, informática, internet). Por tanto, hasta este momento, lo único importante era qué y cuánto fabricar, lo más rápido posible y que llegue cuanto antes al cliente final.
En la actualidad, nos encontramos en plena revolución industrial 4.0, donde la industria se encuentra con nuevos retos. Ahora no vale producir a cualquier coste, o no tener identificado al cliente final, donde la personalización y versionado del producto es fundamental, donde conceptos como la planificación o programación de la producción, previsión de la demanda, conectividad y tiempo real, Internet of Things, Big Data, Business Inteligence y etc. cobran mayor importancia día a día.
Obviamente, la tecnología sigue siendo fundamental, pero nuestra experiencia como ingenieros expertos en digitalización industrial nos dice que si bien la es necesaria para cualquier cambio, el motor de dicho cambio no ha sido citado aún: LAS PERSONAS.
Hasta la tercera revolución, las personas han sido meros engranajes de una maquinaria que necesitaba “alimentarse de su materia prima”,quienes pusieran en marcha la tecnología y formaran parte de las cadenas productivas. En estos momentos, la perspectiva está cambiado completamente, dando la “vuelta a la tortilla”, en la que ahora la tecnología está al servicio de las personas.
En los proyectos de digitalización industrial que llevamos a cabo, así como los estudios de mejora organizativa (PM SCAN), creemos fundamental la vinculación transversal de las personas en el proyecto, buscando el apoyo de los “stakeholders”, definiendo roles y responsabilidades, consiguiendo así una identificación con el proyecto, lo que facilita la consecución de los objetivos esperados.
Por tanto, y como resumen, en estos momentos en los que la tecnología es completamente accesible (siendo el tema económico el principal elemento discriminador), pero el hecho de disponer de la misma no asegurará un proyecto satisfactorio si no se cuenta con un alineamiento de las personas y departamentos a todos los niveles, desde gerencia hasta operarios de planta.
Josu Zaballa
Director de Proyectos
Planning Manufacturing