La empresa alemana, Siemens, no tiene duda. Antes de nada hay que reconsiderar la estructura de la compañía. Ésta es uno de los principales impulsores privados de la Industria 4.0 que quiere servir de ejemplo de las bondades de esta nueva forma de producción.
En 40 años la carga de la industria sobre el Producto Interior Bruto (PIB) de nuestro país se ha visto drásticamente reducido del 39% al 15%. Agentes determinantes en este descenso han sido la búsqueda de mano de obra fuera de nuestras fronteras hacia países emergentes, el sector terciario o conocido como sector servicio y el éxito y la expansión del turismo.
Asimismo la subida del precio de la energía ha desencadenado el crecimiento exponencial en el coste de la electricidad en las últimas décadas que ha conducido a que muchas industrias hayan cerrado o decretado abrir sus plantas en otros continentes.
España se ha visto diezmada drásticamente y ha encajado los golpes de la crisis si lo comparamos con otros países con mayor peso industrial. Por ejemplo en el caso de Alemania que con un PIB del 25% derivado de la industria, ha salido triunfante de este desafío. Es así que la unión Europea ha establecido el propósito de reindustrializar la economía de todos los países miembro.
La compañía Siemens creyente de la potencia de la industria como columna de la economía, como destaca el blog Ciudades del futuro busca respuestas a las trabas que ha sufrido este sector. Intentar resolver el problema de la subida del coste de la energía y ayudar así a la reindustrialización de España, es una medida fundamental así como el desarrollo de soluciones tales como “Organic Rankine Cycle”, que logra generar electricidad a partir del calor residual de las industrias o centrales eléctricas sin usar energías o materias primas adicionales y sin la emisión de dióxido de carbono.
Los ingenieros de Siemens han logrado convertir toda la energía en electricidad utilizando aceites de silicona. Tal es así porque los aceites contienen un grado de vaporización significativamente menor que el agua y por eso consiguen generar electricidad cuando el calor residual alcanza sólo los 300 grados.
Finalmente cabe destacar que se cuenta con un modo automático que no requiere personal adicional por lo que es una alternativa muy económica para el uso de fuentes de energía y de una industria más competitiva.